Marta y Laura desde pequeñas sintieron el pálpito de la cocina. Tras una primera etapa dedicada a alimentar de gusto todo tipo de eventos, en esa pandemia que usted ya sabe se decidieron a abrir Capicúa.
Su cafetería expresa su vocación. Lo hace también a través de un espacio proyectado por el taller de Carmen Baselga donde su pureza mediterránea estalla con peces cerámicos de Lorna Benavides. Una inevitable sensación familiar.