Este espacio en pleno corazón de la ciudad ofrece tres salas diferentes en las que se mezclan una tienda con vitrinas cargadas de joyas artesanales, velas, jabones, plantas, libros y esencias, un taller creativo de joyería y cerámica y una sala de meditación.
La artista joyera Azahara Santoro ha querido plasmar su personalidad en cada rincón de este local en el que las paredes ilustran frescos pintados por ella misma y donde cada elemento ha sido seleccionado con mucho cuidado. Este espacio mágico es una tienda, taller y sala espiritual donde se detiene el ritmo frenético con el que vivimos para entrar y disfrutar de una experiencia distinta. Como ella dice, un pequeño templo donde desconectar.
