Ana Illueca pasó de desarrollar su creatividad en el mundo de la comunicación, donde todo sucede muy deprisa, a hacerlo a través de la cerámica, donde es necesaria la pausa en la mayoría de sus procesos. Convertía así una afición en su oficio, ceramista.
Su taller es un espacio de creación en el que se reinterpreta la cerámica tradicional valenciana, adaptándola a los nuevos tiempos, haciéndola más contemporánea. Para Ana, es importante poner en valor y dar una mayor visibilidad a la artesanía de nuestra tierra, algo que quizás habíamos normalizado, pero son muchos los maestros que abrieron esta ventana al mundo y que se convirtieron en referentes del diseño.
Entre sus piezas repartidas a lo largo del taller a modo de muestrario, encontramos justo eso, artesanía y diseño. Ana aplica los conocimientos y experiencia de su anterior profesión a la cerámica. Detrás de cada elemento hay una historia que contar, un momento que disfrutar. El objetivo, no es la adquisición de una pieza, es adquirir el concepto.
Su mesa de operaciones es el torno, allí es donde sucede la magia. Sus pensamientos toman forma, cada uno una distinta y se convierten en elementos decorativos y utilitarios de cerámica. La personalidad de Ana se refleja en ellos, todos con un aire mediterráneo haciendo referencia a sus raíces. Como dice, la cerámica te enseña a quedarte con lo mejor, y lo mejor, según ella, es tener pocos objetos pero que estos tengan mucha presencia.