Inspirado en los bistrós franceses, lo que fue un antiguo garaje diáfano se convirtió en un restaurante bohemio dispuesto a revolucionar la gastronomía del barrio en el que se encuentra con propuestas innovadoras y diferentes.
Aunque con una estética contemporánea y desenfada, los grandes ventanales, los techos altos, las carpinterías en color verde carruaje y las lámparas de estilo retro hacen que creas estar en un restaurante del siglo pasado de alguna capital europea. La elegancia y sobriedad marcan el estilismo de este local ubicado en un edificio de los años 30 en el que se ofrecen diferentes opciones culinarias rompedoras impresas en un menú con forma de carta de baraja francesa.