Tactel fue un torbellino urbano para València desde su primera etapa en Russafa. Generaron una revolución desde el arte sin clichés hasta convertirse en un lugar indispensable.
Desafiando al establishment, ahora Ismael Chappaz sigue empeñado en dar lustre a la contemporaneidad desde un piso de la calle Cavallers. Adoptaron su nombre como un homenaje a los chándal Tactel, pero al poco tiempo descubrieron que el tactel es una unidad de medida en robótica que determina el pixel sobre pantalla táctil. Y así, toqueteando Valencia con todo atrevimiento, convirtieron su espacio en un fogonazo por el que teletransportarse.